No valen excusas a la hora de hacer el ejercicio y cumplir con los compromisos adquiridos, ¿o sí?
Hacer ejercicio es importante, y puedes auto-engañarte y poner decenas de excusas para no hacerlo. Si embargo, una vez que empiezas a entrenar y a sentirte mejor, te poder costar decir que no a un entrenamiento. Pero hay ocasiones en las no debes hacer ejercicio porque no es bueno. Esas «excusas legítimas» son por tu bien.
A continuación vamos en qué momentos no debes hacer ejercicio, por tu propia seguridad y beneficio.
Cuándo no debes hacer ejercicio
#1 – No debes hacer ejercicio si estás enfermo
No debes hacer ejercicio cuando está enfermo, sobre todo en los siguientes casos:
- Con fiebre: Tu temperatura corporal es ya demasiado alta y el ejercicio solo hará que la cosa empeore. . Además, la fiebre es una señal de que tu cuerpo está luchando contra una enfermedad y que necesita toda su energía para hacer eso.
- Con tos; El ejercicio puede agravar el problema, sobre todo si lo haces cardio o alguna otra actividad que aumenta el ritmo cardíaco y la respiración.
- Deshidratación y fatiga: Cuando uno está enfermo, debe tomar muchos líquidos, ya que a menudo se pierde agua al toser, estornudar y sudar la fiebre. El ejercicio solo te hará perder más líquidos.
- Malestar general: Al principio no se tienen muchos síntomas, pero simplemente uno no se siente bien. Eso puede ser una señal de incubación y una alta intensidad de entrenamiento podría disminuir la capacitad del sistema inmunológico aún más.
#2 – Sientes que necesitas una grúa para moverte
Puede ser por muchos motivos, pero hay días que parece que no puedes moverte porque sientes que te duele todo el cuerpo. Puede ser por agujetas, por haber dormido poco y/o mal, por tener resaca, etc. Si no tienes ni fuerzas para peinarte o lavarte los dientes, si te cuesta abrir las puertas, ¿qué te hace pensar que podrás mover una mancuerna, levantar una palanca y hacer cualquier tipo de ejercicio cardiovascular?
Cuando hay dolor, el cuerpo pide un descanso, y hay que dárselo. El ejercicio solo agravará la situación, es más, puede ser peligroso y conducir al lesiones. Ten en cuenta que tienes limitado el rango de movimiento, el dolor va a ser intenso y no va a producir ningún beneficio y, si te empeñas, vas a terminar lesionado de verdad.
#3 – Tienes resaca
Después de pasarte con el alcohol. tu cuerpo necesita eliminar todo el veneno que te has metido en el cuerpo, y eso implica un trabajo intensivo del hígado.
Además, con la resaca estás deshidratado, no te vas a poder mover en buenas condiciones y vas a estar muy cansado. Tu cuerpo no lo va a soportar, y solo vas a ponérselo más difícil. Y te arriesgas a sufrir lesiones.
Si quieres saber cómo superar la resaca, lee el artículo Remedios para la resaca: Lo que sí funciona
#4 – No has dormido bien
Si has dormido poco o no has dormido bien, tomarte un café o alguna bebida cargada de cafeína puede ayudarte algunas veces para obtener el empuje que necesitas para entrenar, pero no debes abusar.
Pero ten en cuenta que si sufres privación del sueño de manera cronica, tu rendimiento dismunuirá, se reducirán tus reflejos y estás más expuesto a sufrir caídas y lesiones. Además, tendrás dificultad para concentrarte y sentirás dolores y fatiga.
Y esto solo relacionado con el ejercicio. Para saber más sobre la importancia de dormir, no te pierdas el artículo ¿Cuál es la importancia de dormir lo suficiente?
#5 – El médico te recomienda reposo
Si el médico te recomienda reposo, reposa. Hazle caso. Si no estás de acuerdo, busca una segunda opinión, acude a un médico especializado, pero no hagas nada hasta un profesional te diga qué puedes hacer, cuándo y cómo.
Para terminar
Hacer ejercicio es muy importante, pero debes estar en condiciones para obtener todos los beneficios que tiene. Así que, si no puedes entrenar, no entrenes. Recupérate, y no lo eches todo a perder.
Imagen – Xubíu por TimVickers