Durante años he escuchado decir que para bajar de peso hay que consumir más calorías de las que se consumen. Esto es completamente cierto, pero no es lo único. Además de las calorías que ingerimos, hay otros factores que también influyen en el peso, y no tienen nada que ver con factores dietéticos.
¿Quieres saber qué factores son esos que, sin tener nada que ver con lo que comes, te lo están poniendo tan difícil a la hora de perder peso? Mejor aún, ¿quieres saber cómo combatirlos? Sigue leyendo, porque te lo vamos a explicar con detalle.
Factores no dietéticos que influyen en el peso
#1 – Trabajar en turno de noche
Un grupo de investigadores de la Universidad de Colorado encontró que las personas que trabajan el turno de noche queman menos calorías durante un período de 24 horas que los que trabajan en horario normal. La diferencia puede conducir al aumento de peso, incluso sin un aumento en el consumo de calorías. Esto tendría que ver con el ritmo circadiano del cuerpo -también conocido como ciclos biológicos– y la reducción de la tasa metabólica que se produce por la noche.
Para aquellos que se vean obligados a trabajar en turno de noche o que estén expuestos a cambios horarios con frecuencia, es recomendable buscar alimentos ricos en nutrientes y que resulten saciantes para aumentar la tasa metabólica y regular el hambre, incluyendo verduras y frutas frescas, legumbres, frutos secos, jengibre y chiles.
#2 -Críticas por cuestiones de peso
Un grupo de investigadores del University College de Londres encontraron que en un período de cuatro años, las personas que experimentaron discriminación por peso aumentaron de peso. Otro estudio del Renison University College de la Universidad de Waterloo encontró las mujeres que fueron criticadas por sus parejas por su exceso de peso durante más de cinco meses engordaron todavía más.
¿Cómo combatir esto? Puede que no sea capaz de controlar el tipo o la cantidad de apoyo que recibes de los demás, pero hay técnicas eficaces para mejorar tu forma de pensar personal. En este punto, la clave está en no centrarte en las críticas ajenas y no obsesionarse por lo que dicen los demás.
#3 – Genética
La herencia genética juega un papel importante en cuanto al tipo de cuerpo que tenemos. Pero no es solo una cuestión de forma o «diseño», por decirlo de alguna manera. Una investigación reciente muestra que el tipo de bacterias que viven en nuestro sistema digestivo también se ven influidas por la genética. Teniendo en cuanta que cada vez son más las investigaciones que indican que las bacterias intestinales están fuertemente conectados con el control de peso, esto es un hallazgo muy interesantes. Los científicos del King College de Londres encontraon que los gemelos idénticos tenían una abundancia similar de tipos específicos de bacterias intestinales, en comparación con los gemelos no idénticos. Esto indica que los genes influyen fuertemente en las bacterias, ya que los gemelos idénticos comparten el 100 por ciento de sus genes, mientras que los gemelos no idénticos comparten aproximadamente el 50 por ciento de sus genes. Estos investigadores también encontraron que la presencia de un tipo específico de bacterias estaba más influenciado por la genética, concretametne relacionadas con la delgadez. De hecho, el trasplante de estas bacterias a los sistemas digestivo de los ratones del experimente provocó que estos ganaran menos peso que los que no recibieron el trasplante.
Contra la genética no se puede hacer nada. Pero sí que se puede hacer algo: evitar los alimentos artificiales y procesados, y apostar por los alimentos integrales, frutas y verduras, granos enteros, legumbres y alimentos fermentados, para que las bacterias intestinales no nos jueguen tan malas pasadas.
#4 – Aditivos artificiales
Una investigación de la Universidad Estatal de Georgia realizada con animales encontró pruebas de que los conservantes artificiales utilizados en muchos alimentos procesados pueden estar asociados con problemas metabólicos, como la intolerancia a la glucosa y la obesidad. En roedores genéticamente propensos a enfermedades intestinales inflamatorias, los productos químicos condujeron a un aumento en la gravedad y la frecuencia de los problemas metabólicos. Los científicos creen que los efectos se deben a los cambios en las bacterias intestinales. Esto se de que a que, cuando los productos químicos se descomponen afectan a la mucosidad que recubre y protege el intestino, por lo que las bacterias poco saludables entran en contacto con las células intestinales, lo que desencadena la inflamación, y, como resultado, cambios en el metabolismo.
Aunque esta es solo una investigación preliminar realizada con roedores, los resultados son suficientemente alarmantes como para valorar bien las etiquetas nutricionales de los productos procesados y no consumir productos con aditivos.
#5 – Productos químicos ambientales
Un profesor de nutrición de la Universidad de New Hampshire, en Ohio, encontró que un tipo de químico, los retardantes de llama (productos que producen un efecto inhibidor en la combustión de materiales orgánicos), se encuentran en casi todos los productos elaborados por el hombre que hay a nuestro alrededor (un promedio de 300 objetos alrededor de cada persona), y que puede provocar alteraciones metabólicas y problemas hepáticos que pueden conducir a la resistencia a la insulina, una de las principales causas de la obesidad. En comparación con un grupo control, las ratas expuestas a estos productos químicos experimentaron cambios fisiológicos dramáticos. En solo un mes, los niveles de una enzima clave responsable de azúcar y metabolismo de las grasas se redujo en casi un 50% en el hígado de ratas expuestas a los retardantes de llama.
Combatir esto no es fácil, ya que no se puede eliminar la exposición a sustancias sintéticas, pero sí que puede limitarse comprando productos naturales, incluyendo cosméticos, productos de limpieza, juguetes y artículos para el hogar.
Conclusión
Puede que estos factores que influyen en el peso no estén relacionados con cuestiones dietéticas, pero la mayoría de ellos pueden combatirse comiendo bien y de manera consciente. En este sentido cabe destacar que comer bien no debe ser un medio para estar delgado, sino una forma de estar más sano y tener una vida mejor, en todos los sentidos.