La respiración consciente ha sido utilizada como técnica de canalización energética y emocional desde la antigüedad. En oriente por ejemplo, muchas artes marciales utilizan exhalaciones pronunciadas al ejecutar una llave o ataque. En la actualidad hay muchas corrientes académicas en torno a la respiración como técnica de relajación. La respiración diafragmática es una de las técnicas de relajación más extendidas aunque no la única. En el artículo de hoy en Salud y Amistad vamos a presentaros una serie de ejercicios fáciles de aplicar, para que comencéis a utilizar vuestra respiración como una técnica para relajaros en tiempo récord.
Preparación para la respiración: Posición y observación
¿Cómo posicionarnos para respirar adecuadamente?
Hay muchas opciones, si bien, las que os recomendamos por tratarse de las más cómodas y sencillas son las siguientes:
- Tumbado
Nos tumbamos boca arriba sobre una superficie cómoda como una manta, una alfombra o incluso la cama, con el cuerpo estirado y la cabeza alineada con el tronco, es decir, prescindiendo de una almohada. De esa manera, nuestras vías respiratorias estarán mejor comunicadas. Dependiendo de la temperatura de la sala, puede ser recomendable situar algún tipo de manta sobre los pies y el estómago para evitar que nuestro cuerpo se enfríe rápidamente en esta posición.
- Sentado
Nos sentamos sobre una silla apoyando nuestra espalda sobre el respaldo. Relajamos los hombros dejando que caigan hacia abajo en un movimiento lateral y ligeramente hacia atrás. Apoyamos las manos sobre nuestros muslos, con las palmas hacia abajo. Finalmente, alineamos la cabeza con el cuello y el tronco, de manera que la barbilla se encuentre en posición horizontal y nuestro cuello estirado.
Cómo observar nuestra respiración
Una vez nos hemos situado en una posición cómoda que favorezca nuestra respiración, debemos comenzar a hacernos conscientes de la respiración. La inspiración y exhalación del aire son movimientos automatizados por nuestro cuerpo como masticar o caminar. Sin embargo, son igualmente controlables, manipulables y re-educables mediante el ejercicio consciente.
En primer lugar, debemos prestar atención a cómo estamos inhalando el aire, por dónde lo inhalamos (nariz o boca), por dónde se desplaza y qué partes de nuestros cuerpo experimentan algún tipo de movimiento notable. Las partes más frecuentes son hombros, plexo solar, costillas y abdomen. Gracias al hecho de estar tumbados boca arriba, o sentados con la espalda apoyada sobre el respaldo, podremos, además, sentir cómo nuestra espalda también experimenta algún tipo de dilatación.
Acto seguido, prestaremos mayor atención a la exhalación del aire, en concreto, por dónde exhalamos (nariz o boca) y qué partes de nuestro cuerpo reaccionan físicamente, por lo general contrayéndose y relajándose. Debemos además prestar atención al orden o secuencia en que dichas partes del cuerpo se activan, por ejemplo una secuencia muy frecuente es plexo solar, hombros y espalda.
Conviene prolongar este tipo de “escucha” corporal o preparación para la respiración durante al menos 2 minutos, con el fin de adquirir una mayor consciencia de nuestra forma de respirar.
Sigue leyendo nuestra guía sobre técnicas de relajación mediante la respiración.
Imágenes: Nathan O’Nions