Bien decía el escritor norteamericano Wallace Wattles, que una mente equilibrada y calmada es fuerte, y una mente agitada y con prisas es débil. El equilibrio es uno de los conceptos más desarrollados en la psicología, y al mismo tiempo, uno de los más difíciles de alcanzar. La realidad moderna nos lleva a vivir a grandes velocidades, con elevadas exigencias laborales, profesionales y económicas, y también demandas emocionales. En este escenario, las debilidades de cada ser humano se hacen presentes, recordándonos que somos seres sensibles y emocionales.
Pero, aunque parezca una tarea difícil, alcanzar el equilibrio emocional es posible, siempre que prestemos atención a nuestra vida. Asuntos como nuestra rutina diaria, la forma de alimentarnos, nuestro carácter y humor, las actividades que desarrollamos cada día, el tiempo de esparcimiento y los vínculos con compañeros, amigos y familiares, serán determinantes para alcanzar o no un equilibrio en nuestra realidad cotidiana. Son muchos los obstáculos que encontrarás en tu camino hacia el equilibrio personal, pero también muchos los recursos de los que podrás hacer mano para lograrlo. Acompáñanos a profundizar en este interesante tema.
Debilidades más comunes de las personas
Cuando hablamos de las debilidades de una persona, nos referimos a aquellos aspectos de si mismo, su personalidad, capacidades o características, en las que suele fallar o no destacar. Es así como pueden influir en la visión que la persona tiene de si misma, y la forma en la que se relaciona con el entorno. Veamos las debilidades más comunes.
- Comportamiento abusivo: Se trata de una de las debilidades más marcadas y negativas de una persona, aunque a simple vista parezca no serlo. Una persona que muestra una conducta abusiva con los demás, está dejando ver un sinfín de problemas psicológicos. Las propias inseguridades personales y el miedo a sentirse inferior, se esconden en las conductas abusivas.
- Comportamiento apático: La apatía es una debilidad considerable, pues pone a la persona en una posición de indiferencia y adormecimiento, en la que pierde la capacidad de gestionar su vida, asumir nuevos retos y tener la energía del movimiento y el avance hacia metas concretas.
- Comportamiento cobarde: Con este tema nos referimos a la debilidad que puede desarrollar una persona para hacer frente a sus responsabilidades o a situaciones inesperadas, exigentes o riesgosas. Se trata de un comportamiento del todo negativo, pues la persona cobarde no enfrenta sus problemas, sino que prefiere huir de ellos.
- Falta de confianza: Otra de las debilidades que mayores impacto negativo puede tener en una persona, es la falta de confianza en si misma. Una persona que no se conoce, que no cree en sus capacidades, talentos y cualidades, buscará siempre mantenerse en la sombra de otras, desperdiciando sus potencialidades y talentos.
Ejemplos de fortaleza
Cada ser humano es único e irrepetible, y guarda en su interior múltiples fortalezas y debilidades. Está en cada uno de nosotros tener la voluntad y disciplina para potenciar las fortalezas y trabajar sobre las debilidades. Existen algunas características cuya presencia en el carácter son sinónimo de positivismo y que convierten al ser humano que las posee, en una mejor persona.
Cualidades como el conocimiento, el coraje, la honestidad, la humanidad, la justicia, la humildad y la perseverancia, son consideradas fortalezas en el carácter. También asuntos como la creatividad, el entusiasmo, la energía, la generosidad, la compasión, la inteligencia emocional y el trabajo en equipo, suman a la construcción de una persona íntegra.
La Ansiedad
La ansiedad es uno de los grandes males del mundo moderno. Vivimos al día, preocupados y presionados por resultados positivos, y muchas veces no nos tomamos el tiempo necesario para hacer una pausa y tan siquiera respirar. Bien dice una frase popular, que la ansiedad no es más que la mente yendo más rápido que la vida. En este sentido, la única forma de controlarla es tomar conciencia sobre ella.
¿Qué es lo que nos genera ansiedad? ¿Está en nuestras manos modificarlo? ¿Qué podemos hacer al respecto? ¿Cómo podemos asumirlo de una mejor manera? Todas estas serán preguntas que te ayudarán a dosificar tus niveles de ansiedad y comprender que no todas las soluciones están en tus manos. A veces solo es necesario tener un poco de paciencia y darle a casa situación el tiempo que requiere.
Gestionar las emociones
La vida no es lineal, y así como hay momentos en los que estamos felices y tranquilos, hay otros en los que los problemas, obstáculos y angustias pueden amenazar con dominarnos. Es justamente en esos momentos cuando se hace más prioritario aprender a gestionar nuestras emociones. Si nos dejamos llevar por la desesperación, el miedo, la angustia, la tristeza o la depresión, probablemente no lleguemos a ninguna solución o bienestar sobre el asunto que nos ocupa.
Existen algunas técnicas simples que pueden ayudarnos en el largo camino de aprender a gestionar nuestras emociones. Asuntos como intentar no focalizar el pensamiento en lo que nos preocupa, procurando distraernos hacia otros asuntos concretos, puede ser de utilidad. La relajación, respiración profunda y liberación de tensiones también es una estrategia del todo útil.
Intentar estar en calma y recordar tus virtudes, tus éxitos y cómo has salido adelante de otros problemas o situaciones difíciles, también resulta de mucho valor. El camino hacia el equilibrio personal es permanente y constante, tanto como los cambios de la vida. Está en cada persona desarrollar su intelecto, carácter y espíritu, para vivir de una manera en la que sume a cada día el mayor bienestar integral posible.