Tener una buena salud implica la atención integral a nuestros hábitos diarios. Desde el correcto descanso hasta la buena alimentación, todo suma para mantener nuestro cuerpo fuerte y sano. Por supuesto, las rutinas de ejercicio y la actividad física también son prioritarios. Si tienes un estilo de vida saludable pero sientes que tu equilibrio no es el mejor, que pierdes el centro o que incluso tropiezas, hay ciertos consejos y ejercicios específicos que pueden ayudarte a mejorarlo. A continuación te revelamos algunas claves sobre cómo mejorar el equilibrio, que te ayudarán a generar cambios positivos. ¡Acompáñanos!

¿Por qué es importante el equilibrio en la vida cotidiana?

El equilibrio es una habilidad esencial que influye en casi todas nuestras actividades diarias, desde caminar hasta practicar deportes. Es fundamental para realizar prácticamente cualquier tipo de movimiento de forma segura: desde caminar por terrenos irregulares, hasta subir escaleras o practicar cualquier disciplina deportiva. Tener buen equilibrio te da la seguridad para moverte con confianza, mejora tu postura, aumenta tu rendimiento y también reduce el riesgo de sufrir caídas y lesiones. 

Tener un buen equilibrio depende de varios factores, sistemas de nuestro cuerpo que trabajan en conjunto. La vista, el oído interno, el sistema nervioso central y la fuerza muscular se combinan para que tengamos buen control sobre nuestro cuerpo. Con el paso de los años, especialmente al llegar a la tercera edad, el equilibrio puede ir disminuyendo. Por suerte, existen hábitos, rutinas y ejercicios que te pueden ayudar a mantenerlo en las mejores condiciones. A continuación te contamos cómo mejorar el equilibrio de manera efectiva y sostenida.

¿Cómo mejorar el equilibrio?

cómo mejorar el equilibrio

Ya que sabes cuál es la importancia de tener un buen equilibrio para tus actividades diarias y pensando en el largo plazo, pongámonos manos a la obra y revisemos los mejores consejos que te ayudarán a potenciarlo y preservarlo.

1. Fortalece tus músculos centrales (core)

El «core» es el conjunto de músculos que rodean tu abdomen, espalda baja y pelvis. Estos músculos son los encargados de estabilizar el cuerpo y mantener la postura adecuada. Tener un núcleo fuerte es crucial para mejorar el equilibrio, ya que proporciona la base de apoyo para cada movimiento que realizamos.

Uno de los mejores ejercicios para fortalecer esta zona de tu cuerpo es la plancha. Para hacerlo, colócate boca abajo y apoya tus antebrazos y puntas de pie en el suelo. Mantente suspendido, con el cuerpo recto y focalizando el esfuerzo en tu zona media. Esto te ayudará a fortalecer el abdomen y los músculos lumbares. Empieza sosteniendo la posición por veinte segundos y procura extenderla de manera progresiva hasta llegar a un minuto.

2. Trabaja tu coordinación con ejercicios de pie

Otro consejo sobre cómo mejorar el equilibrio de manera efectiva es trabajar tu coordinación haciendo ejercicios que te impliquen estar de pie o moverte en diferentes direcciones. Estos movimientos te ayudarán a fortalecer los músculos estabilizadores de tus piernas, y al mismo tiempo activarán la conexión entre el cerebro y los movimientos.

Un movimiento efectivo y fácil es pararte con los pies separados al ancho de tus hombros, levantar una pierna y mantenerla elevada, mientras te estabilizas sobre la otra. Si quieres añadir dificultad, combina este movimiento con algún ejercicio de brazos.

3. Realiza ejercicios en superficies inestables

Sumamos a los consejos sobre cómo mejorar el equilibrio, el entrenamiento en superficies inestables. Desde una pelota de equilibrio hasta un cojín de estabilidad, estos implementos son especialmente útiles para ayudarte a entrenar tu coordinación y estabilidad. Estas superficies representan un desafío a tu sistema vestibular. Así, obligan a tus músculos estabilizadores a trabajar con mayor intensidad para lograr mantener la postura.

4. Mejora tu flexibilidad

La flexibilidad está directamente relacionada con el equilibrio, ya que permite a los músculos moverse en toda su amplitud sin tensión excesiva. Los músculos tensos o acortados limitan la movilidad articular, lo que puede comprometer el equilibrio. Por ello, es importante que realices movimientos que ayuden a tu cuerpo a desafiar sus límites y a ser más flexible. Un ejercicio muy simple y efectivo es el estiramiento de isquiotibiales; pra hacerlo, siéntate en el suelo con las piernas estiradas, inclínate hacia adelante, intentando tocar las puntas de los pies con las manos y trata de mantener la postura al menos veinte o treinta segundos.

5. Prueba el entrenamiento funcional

Entre todos los formatos de entrenamiento, el de tipo funcional es excelente para potenciar tu equilibrio y trabajar tu cuerpo de manera integral. Este formato se basa en hacer ejercicios que simulen las actividades cotidianas y que trabajen varios grupos musculares al mismo tiempo. Sentadillas, estocadas o lunges son excelentes opciones para sumar a tu rutina, que te ayudarán no solo a fortalecer tu cuerpo, sino también a tener una mejor coordinación y estabilidad.

6. Incorpora el yoga y el pilates

El yoga y el pilates son prácticas que combinan posturas y movimientos fluidos con una profunda concentración en la respiración y el control del cuerpo. Son entrenamientos ideales para trabajar en tu equilibrio físico, y también aportan a tu salud mental. Mejoran la conciencia corporal, la estabilidad y la flexibilidad de tu cuerpo. Además, hay rutinas para hacer pilates de pared en casa muy sencillas, que puedes sumar a tu día a día con tan solo quince o veinte minutos diarios.

Hábitos diarios para mantener un buen equilibrio

Además de estos consejos prácticos sobre cómo mejorar el equilibrio, es importante que desarrolles otros hábitos positivos que impulsarán el buen estado de tu cuerpo. El primero de ellos es llevar una buena alimentación. Una dieta balanceada y rica en nutrientes como el calcio, el magnesio y la vitamina D, ayuda a mejorar tu salud ósea y muscular.

El uso de un buen calzado también impacta en el equilibrio. Prioriza zapatos con suelas planas y antideslizantes, que son los mejores para cuidar de tu estabilidad. Los zapatos de plataforma o tacón no son recomendables, al menos en la cotidianidad. Por último, ten presente que el descanso apropiado es tan importante para tu salud, como la alimentación o el ejercicio. Durante las horas de sueño el cuerpo se recupera, y esto ayuda a que el sistema nervioso, fundamental para el equilibrio, trabaje de manera óptima.

En definitiva, mejorar tu equilibrio es un proceso gradual. Con las rutinas adecuadas, constancia y buenos hábitos, verás como mejoran tu estabilidad, flexibilidad y dominio de tu cuerpo.