El cuidado de la espalda es de vital importancia tanto para nuestro bienestar físico como para nuestro bienestar emocional. En los últimos tiempos, nuestra columna vertebral parece un blanco fácil para los dolores: factores como el estrés, la adopción de malas posturas en nuestros quehaceres diarios o la baja condición física tienen una influencia directa en la salud de nuestra espalda, y es por ello necesario que comencemos a prestarle la atención que merece.
En Salud y Amistad defendemos que tener una espalda sana es sinónimo de calidad de vida, y por ello hoy queremos compartir contigo una serie de consejos para prevenir posibles dolores. ¿Te animas a descubrirlos y a aplicarlos? 🙂
5 Consejos para Cuidar de tu Espalda: síguelos todos y nota sus beneficios
1. Cuida tus horas de descanso en cantidad y calidad
Habrás escuchado cientos de veces que todos necesitamos dormir al menos ocho horas diarias. Sin embargo, la calidad de las horas de sueño es mucho más importante que la cantidad de las mismas, especialmente para el cuidado de nuestra espalda. Y conseguirlo abarca muchos más ámbitos de los que puedas imaginar.
Por supuesto, y en primer lugar, debemos prestar especial atención a nuestra postura corporal, evitando a toda costa tumbarnos boca abajo, ya que al forzar las cervicales tendremos todas las papeletas para desarrollar un futuro dolor de espalda. En cambio, deberemos optar por la posición fetal, ya que es la posición más anatómica y procura un mayor descanso a la espalda.
Pero eso no es todo: también deberemos cuidar nuestro entorno. Y esto implica tanto mantener nuestra zona de descanso completamente ordenada para fomentar nuestra tranquilidad mental, como hacernos con material de descanso que cuide de nuestro cuerpo: colchones viscoelásticos que se amolden a las condiciones de nuestro físico, almohadas que no sean extremadamente gruesas o evitar ropa de cama pesada.
2. Mejora tu postura corporal durante tus tareas diarias
Muchos de los gestos cotidianos que realizamos parecen inofensivos porque no nos causan un dolor inmediato y porque los tenemos interiorizados, tales como el sentarnos mal en el sofá, agachar la cabeza para consultar constantemente el móvil, pasar horas sentados en nuestro trabajo… Sin embargo, y sin que nos demos cuenta, estos detalles pueden estar empeorando de forma progresiva la condición de nuestra espalda.
En nuestras manos está ponerles remedio simplemente cambiando ciertos hábitos. Por ejemplo: si tu trabajo te exige pasar muchas horas sentado delante de la pantalla de un ordenador, te recomendamos hacerte con una silla adecuada, con respaldo para la espalda y a una altura que te permita sentarte formando un ángulo de noventa grados. Además, puedes ponerte un cojín para relajar los músculos, evitando que estos entren en tensión, y aprovechar cualquier excusa (ir al baño o a la máquina para tomar un café) para levantarte y andar, por poco que sea.
En general, nuestro consejo es que durante los próximos días te observes en tus tareas cotidianas prestando especial atención a la postura corporal que estás adquiriendo y tomar conciencia de las correcciones. Y es que, sin darnos cuenta, tendemos a echarnos hacia adelante, encorvando cuello y espalda. Analízate y corrige tu postura para mantener la espalda lo más recta posible.
3. Sigue una buena alimentación y practica deporte
Nuestra actividad física y hábitos alimenticios también tienen un gran impacto en el estado de nuestra espalda. La obesidad (un problema que afecta a buena parte de la población) provoca que nuestros músculos y huesos deban soportar más peso del debido, aumentando las probabilidades de que aparezcan dolores y lesiones, algo especialmente preocupante si además nos encontramos en una edad medianamente avanzada. Por ello, es importante mantener una dieta equilibrada y, si es necesario, acudir a un nutricionista especializado que nos cree una dieta adaptada a nuestras necesidades.
Como podrás imaginar, también es indispensable que realicemos algún deporte o actividad física de forma rutinaria. Si bien es cierto que no es imprescindible acudir a un gimnasio si no te llama la atención, te aconsejamos la práctica de alguna actividad al menos media hora al día (salir a andar, ir en bicicleta, nadar… ¡Lo que te llame más la atención!). Eso sí, que en ningún caso se te olvide incluir estiramientos para prevenir lesiones.
4. Ten especial cuidado a la hora de levantar peso
Y parece que los puntos comentados en los anteriores apartados, la postura corporal y la condición física, vienen a confluir en nuestro cuarto consejo: tener especial cuidado al levantar un peso considerable. Parecen el momento crucial para sufrir una lesión, por lo que no sólo debemos evitar cargar con pesos excesivos, sino que además deberemos tener algunas pautas en mente cuando nos dispongamos a cargar con algún objeto.
Por norma general, podemos indicarte que en el momento de agacharte flexiones las rodillas, asegurándote de que mantienes la espalda recta sin doblar tu columna. Una vez hayas cogido el objeto con las dos manos, y antes de levantarlo, acércatelo al cuerpo. El objetivo es conseguir que los músculos trabajen más que la columna para evitar que la presión quede completamente concentrada en los discos. Y, para ello, es indispensable contar con una buena condición física en la que nuestros músculos del cuerpo estén fortalecidos.
5. Mantén vigilados tus niveles de estrés
Por último, y no por ello menos importante, debes mantener a raya tus niveles de estrés. Tal como comentábamos al inicio del artículo, éste puede estar afectándonos sin que nos demos cuenta únicamente por el ritmo frenético de nuestro día a día y por las responsabilidades con las que debemos cumplir.
Sufrir estrés aumenta a todas luces la probabilidad de padecer dolores de espalda, sobre todo en forma de contracturas musculares. Pero no sólo eso, sino que al encontrarse nuestras estructuras nerviosas en un estado de hipersensibilidad, cualquier dolor será percibido por nuestro cuerpo y por nuestra mente con una intensidad incluso mayor.
Aprender a gestionar tu estrés es de vital importancia, pero ello no significa que abandones tus objetivos o renuncies a cumplir con tus responsabilidades, sino a enfocar tus obligaciones de un modo positivo y sano. ¿Y cómo puedes conseguirlo? Procurando encontrar momentos para descargar esas tensiones con las que cargas y disfrutar de actividades que te interesen y te completen como persona.
Esperamos que hayas tomado nota de nuestros consejos y que a partir de ahora los pongas en práctica. Créenos, no sólo mejorarás la salud de tu espalda sino que te comenzarás a sentir increíblemente mejor en todos los aspectos. 🙂 Como siempre, te invitamos a que nos dejes un comentario contándonos tu historia. ¿Sigues ya todos estos hábitos? ¿Quieres compartir con nosotros los tuyos? ¡Cuéntanos tu experiencia! Te esperamos.