Millones de personas sufren de asma. Muchas dicen que tienen un mal control de sus síntomas e incluso que el ejercicio agrava los síntomas. Esto provoca que muchas personas con asma crean que no pueden hacer ejercicio. Sin embargo, una nueva investigación ha concluido que hacer ejercicio diario durante media horas durante todo el año es un antídoto para combatir el asma. Sin embargo, no vale cualquier ejercicio.
En un estudio publicado recientemente en la revista BMJ Open Respiratory Research, los expertos de la Universidad de Concordia, el Hospital du Sacré-Coeur de Montreal y otras instituciones analizaron los hábitos de ejercicio de 643 participantes que habían sido diagnosticados con asma.
Los resultados fueron abrumadoramente claros: los que tenían niveles óptimos de actividad física de forma regular tenían más probabilidades de tener un buen control de sus síntomas del asma durante casi dos años y medio, en comparación con aquellos que no hacían ejercicio.
El ejercicio no tiene que ser agotador
Para que el ejercicio ayude a controlar los síntomas del asma no debe ser de alta intensidad. El ejercicio extenuante sí es contraproducente para los pacientes con asma. Sin embargo, el ejercicio de media intensidad, fácil de controlar, permite obtener beneficios para los asmáticos.
«No estamos hablando de correr maratones», dicen los autores. Ellos hablan de ejercicios como caminar, montar en bicicleta o hacer yoga.
Tradicionalmente, las personas con asma han sido disuadidos de hacer ejercicio debido a la creencia de que provoca dificultad para respirar y ataques. Los autores explican que se pueden tomar sencillas medidas de precaución para evitar las molestias que pueden ser causadas por la actividad física.
El riesgo de sufrir un broncoespasmo inducido por el ejercicio es real, dicen los autores, pero si se utiliza la medicación antes de hacer ejercicio, y luego toma el tiempo necesario para recuperarse tras el esfuerzo, los asmáticos pueden hacer ejercicio de intensidad.
Hacer algo es siempre mejor que no hacer nada
En el grupo de muestra de 643 personas, 245 reportaron no hacer ninguna actividad física. Sólo 100 dijeron que dedicaban 30 minutos al día a hacer ejercicio.
Los investigadores insisten en que tenemos que tener en cuenta que hacer algo es mejor que nada, y hacer más es mejor que menos. Incluso la cantidad más pequeña de la actividad es beneficiosa.
Es algo a tener en cuenta durante los meses de invierno, cuando los niveles de aptitud tienden a caer junto con la temperatura, y el aire frío es otro desencadenante de los síntomas del asma.
El estudio muestra que aquellos que fueron capaces de participar en actividades físicas de forma regular obtuvieron beneficios para su asma durante un año más. Si es necesario, sugieren buscar un lugar interior para moverse. «Todo es cuestión de ser creativo y encontrar entornos donde el frío no se convierta en un problema».
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