El aumento de peso corporal y el nivel de azúcar en sangre como resultado del consumo de una dieta alta en grasas puede causar ansiedad y síntomas depresivos, así como cambios mensurables en el cerebro, según revela nuevo estudio realizado en ratones publicado en el British Journal of Pharmacology.
Además, el estudio mostró que los efectos beneficiosos de un antidepresivo no causaron efecto en los ratones alimentados con una dieta alta en grasas. Ante esto, los investigadores dice que,» en el tratamiento de la depresión, en general no hay predictor de resistencia al tratamiento». Por ello afirman que «si tenemos en cuenta los trastornos metabólicos como un predictor de resistencia al tratamiento putativo, esto debería animar a los psiquiatras aestablecer un tratamiento personalizado con fármacos antidepresivos que no desestabilicen aún más el metabolismo».
Por otra parte, manteniendo los ratones lejos de una dieta alta en grasas se observó una reversión completa de las alteraciones metabólicas de los animales y disminuyeron sus síntomas de ansiedad. «Este hallazgo refuerza la idea de que la normalización de los parámetros metabólicos puede dar una mejor oportunidad de alcanzar la remisión, en particular en los pacientes deprimidos con diabetes tipo 2», dijeron los investigadores.
Los resultados marcan la pauta para futuras investigaciones sobre los posibles mecanismos que pueden vincular metabólico y trastornos psiquiátricos.
Relación entre las grasas y la depresión
No es la primera vez que se relaciona el consumo de una dieta alta en grasas con trastornos como la depresión. Un estudio llevado a cabo por investigadores de las universidades de Navarra y Las Palmas de Gran Canaria relacionó la ingesta de grasas trans y grasa saturadas con el desarrollo de depresión. Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron a más de 12.000 voluntarios durante 6 años. Los autores detectaron que las personas con un alto consumo de grasas trans y saturadas registraban un 48% más de posibilidades de sufrir depresión que quienes hacían un consumo comedido.
Otro estudio destacable fue el que realizaron un gurpo de investigadores de la University College London, cuyos resutaldos publicaron en el British Journal of Psychiatry. Después de utilizar los datos de cerca de 3.500 voluntarios, los investigadores encontraron que quienes comían de manera regular comida basura o comida rápida con alto contenido en grasas tenían un 60% más de riesgo de sufrir depresión que quienes seguían una dieta equilibrada. Concluyeron que, a pesar de que son muchos los factores importantes en el desarrollo de este trastorno mental, la dieta desempeña un papel independiente.
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