Pensar en soledad puede ser muy positivo cuando se cuenta con un ambiente rico para el crecimiento personal y la creatividad. Sin embargo, pensar también puede ser peligroso cuando nos volvemos negativamente contra nosotros mismos. Hay una diferencia importante entre la introspección y la rumia mental.
La introspección puede ser un proceso de examen de auto-reflexión sana, y también de la exploración. Todo esto es bueno para nuestro bienestar y nuestro cerebro.
Sin embargo, la rumiación nos puede conducir a una espiral en un círculo vicioso de pensamientos negativos que nos detiene y nos hace daño.
Reflexionar para encontrar dónde estamos emocionalmente
Es necesario pasar tiempo reflexionando de manera positiva para que cada uno encuentre dónde está emocionalmente. Este proceso de auto-reflexión es importante para mantenerse en sintonía con nuestra propia mente. Nos ayuda a conocernos a nosotros mismos, a entender nuestras emociones y a elegir cómo nos comportamos.
Sin embargo, el problema es que nuestra mente no es siempre un lugar seguro. Cada persona se divide entre una actitud sana hacia sí mismo que se dirige a un objetivo y a la afirmación de la vida y también un lado destructivo de sí mismo que puede ser autocrítico, abnegado, paranoico y desconfiado.
Vencer al crítico interior
Esta crítica interna, también conocida como la anti-yo o la voz del crítico interior puede hacerse cargo de nuestro pensamiento y conducirnos a la rumia. La rumiación se produce cuando quedas atrapado en un ciclo negativo de pensamiento circular. Este tipo de pensamiento tiene un fuerte vínculo con la depresión y el suicidio.
Cuando estamos en el punto de vista de nuestro yo real podemos buscar la auto-reflexión positiva. Cuando estamos en el punto de vista de nuestra lucha contra uno mismo, experimentando pensamientos centrados en nosotros como «malos», debemos hacer un esfuerzo consciente para evitar rumiar.
Meditar para elegir nuestros pensamientos
La meditación de atención plena (mindfulness) es una práctica saludable que ha demostrado que puede mejorar la calidad de nuestra vida e incluso extender la duración de ésta. Cuando aprendemos a meditar, aprendemos a elegir nuestros pensamientos. Estamos en mejores condiciones para dirigir conscientemente fuera de las directrices de la voz de nuestro interior crítico.
Al principio esto puede ser todo un reto, ya que nuestra voz interior sabe meterse en nuestros pensamientos sin que nos demos cuenta. Pero cuando aprendemos a meditar ganamos el poder de familiarizarnos con nuestros pensamientos y nuestros patrones. Podemos llegar a conocer nuestras voces interiores y podemos empezar a reconocer cuándo éstas comienzan a emerger. A continuación, podemos optar por dirigir nuestra mente lejos de estos pensamientos.
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