La gripe es una enfermedad a la que estamos más que acostumbrados; prácticamente todos los años nosotros mismos o alguien de nuestro entorno cercano termina contagiado por este virus, lo que conlleva en la mayoría de los casos detener nuestra rutina habitual, como tener que pedir la baja laboral durante unos días o dejar de asistir a clase.
Sin embargo, todavía hay muchas personas que confunden una gripe con un resfriado, que no saben muy bien cómo determinar si la enfermedad puede ser un síntoma de algo más o incluso si se agrava hasta el punto de tener que asistir al médico. En este artículo trataremos los síntomas de la gripe y sus posibles complicaciones.
Síntomas habituales del gripe
Las personas adultas solemos tener toda una serie de síntomas que caracterizan el virus de la gripe y que hacen aparición provocándonos diversos tipos de molestias. Los más comunes incluyen cansancio generalizado, dolor de cabeza y fiebre, aunque también se suelen dar otros síntomas como son la tos o la mucosidad nasal, que son los que hacen que tanta gente confunda el resfriado común con la gripe.
Lo cierto es que los síntomas pueden ser más amplios y abarcar dolencias como el dolor abdominal, las diarreas, las náuseas y los vómitos; es por eso que hay que estar muy pendiente de estos síntomas y de su evolución para detectar otra posible enfermedad o dolencia que pudiera confundirse con la gripe. Por norma general, la gripe suele durar de tres a siete días, tiempo durante el cual la persona afectada deberá permanecer en reposo para poder curarse sin mayores problemas.
¿Cuando hay que consultar a un médico?
Durante el transcurso normal de la gripe, es necesario tener unos cuidados determinados del enfermo que le ayudarán a mejorar sin complicaciones. El reposo, como hemos dicho, resulta imprescindible, así como una dieta blanda y una buena hidratación para reponer todos los electrolitos y sales que se puedan perder durante el periodo de enfermedad.
Sin embargo, existen síntomas que deben ponernos en alerta y que requieren la consulta inmediata de un doctor para garantizar que la persona afectada no empeore. Algunos de ellos son la fiebre elevada que no remite, problemas respiratorios (dificultad para inhalar), dolores localizados en el área del pecho, confusión o detectar que la piel está de color azulado.
También existen complicaciones derivadas de la gripe que resultan de la evolución de la enfermedad en otra: es el caso de la neumonía viral primaria o de la neumonía secundaria bacteriana. Suelen surgir durante el desarrollo o fase final de la enfermedad y, muy a menudo, aparecen en personas que ya padecen de otros problemas de salud. Sea cual sea la situación, en caso de detectar cualquier síntoma anómalo o un empeoramiento del estado de salud del enfermo, lo mejor es consultar con un médico sin dilación.